Muelas de Juicio Retenidas (Terceros Molares)

Problemas provocados por los dientes retenidos

Si están retenidas, las muelas del juicio pueden provocar trastornos agudos (repentinos) o crónicos (continuos), o bien no causar ningún problema. La extracción de estas muelas antes de que se produzcan los síntomas puede prevenir o reducir las complicaciones en el futuro. Las radiografías dentales pueden ayudar al odontólogo a encontrar problemas existentes, y también a revelar dónde es probable que las muelas de juicio produzcan trastornos en el futuro. Como los dientes removidos antes de los 20 años tienen raíces menos desarrolladas y menos complicaciones, la Asociación Dental Americana recomienda que las personas entre 16 y 19 tengan sus muelas de juicio evaluadas para ver si necesitan ser removidas.

Algunos de los problemas que pueden presentarse son:

• Pericoronaritis aguda (infección de las encías). A medida que el diente erupciona, la encía podría infectarse y causar dolor, hinchazón y, a veces, sangrado.
• Enfermedad periodontal (de las encías) crónica. La enfermedad de las encías puede originarse a causa de las dificultades para cepillarse y usar el hilo dental en la parte posterior de la boca, o si se acumulan bacterias y residuos de comida debajo del tejido gingival que cubre una muela retenida. La enfermedad de las encías puede producir la pérdida del molar adyacente.
• Caries dental. A veces resulta difícil limpiar las muelas del juicio porque están completamente al fondo de la boca. Esta falta de higiene puede producir caries tanto en las muelas del juicio como en los dientes adyacentes.
• Apiñamiento. Una muela retenida puede hacer presión en los dientes adyacentes y empujarlos al punto de desalinearlos; esta desalineación puede interferir en la mordida. El apiñamiento también puede causar daños individuales en los dientes.
• Mala posición. Un diente que crece hacia adentro (en dirección de la lengua) o hacia afuera (en dirección de la mejilla) puede irritar el tejido cercano e interferir con la mordida. Pueden producirse problemas también si no hay un molar correspondiente en la mandíbula opuesta con el cual puede hacer contacto el diente al masticar.
• Quistes. Un diente que está incrustado en el hueso está encerrado en un saco que se puede llenar de líquido y formar un quiste. Los quistes pueden aumentar de tamaño y destruir el hueso que los rodea.